Repasando la historia del Racó del Plá con Miriam y José Juan

Repasando la historia del Racó del Pla con Miriam y José Juan

José Gómez Martínez, cocinero y empresario, decide abrir el Restaurante Racó del Pla el 24 de septiembre de 1981. Le acompañan su mujer María Rosa y sus dos hijos pequeños, Miriam y José Juan. Convertir un taller de coches en un restaurante con más de treinta años de tradición no es cosa fácil, de hecho es sólo apto para los tenaces, los trabajadores incansables y los que tienen ese olfato especial para los negocios. A base de este cóctel de aptitudes, de cariño, de buen trato al cliente y de recetas propias infalibles, consigue expandir el negocio más allá de las fronteras del barrio y de la provincia. Hoy son esos dos niños pequeños quienes dirigen el negocio, los protagonistas de nuestra historia, y por muchos años.

Miriam y José Juan Gómez Garrido nos esperan en el interior del Restaurante Racó del Pla. Es muy pronto y está la persiana bajada, pero la cocina ya se está poniendo en marcha poco a poco. Sentados en uno de los rinconcitos del local nos cuentan los orígenes del restaurante y de La Taverna del RAcó del Pla. Rememoran su infancia y su adolescencia, la cara se les ilumina, les afloran sonrisas sinceras. Y es que, pese a haber tenido que sacrificar festivos y domingos sin sus padres, disfrutaron de lo que les ha tocado ser: hijos de hosteleros. Y así guardan mil anécdotas con clientes que les han visto crecer, con compañeros de trabajo que les doblaban la edad, con visitas de famosos como el equipo del Real Madrid, actores, toreros, y un largo etcétera.

Miriam, ¿cómo empieza toda esta historia familiar?: Pues todo comienza con mis padres, José Gómez Martínez y María Rosa Garrido. Mi padre abrió con un socio el conocido restaurante El Pachá, para más adelante darse cuenta de que quería probar suerte en solitario. Encontró el local donde ahora estamos, en el Restaurante El Racó del Pla, era un taller de coches. Tanto mi madre como mi padre se aventuraron y decidieron empezar todo esto.

 

 

Corría el año 81, tú tenías 6 años y José Juan tenía 3. Imagino que pasaríais aquí más de una tarde: Sí, bueno, cuando éramos pequeños pasábamos el día en el colegio, cuando acababa nuestra jornada también acababa la de ellos. Cuando comenzamos el instituto sí que comíamos aquí y echábamos una mano en lo que nos dejaban. Con 12 años apilábamos los platos sucios y, una vez limpios los devolvíamos a su lugar (risas).

José Juan ¿por qué le llamó tu padre Restaurante Racó del Pla?: Al principio el local solamente era la barra y este pequeño comedor, al ser tan recogido le quiso llamar "Racó", con la Taverna del Racó del Pla quisimos mantener el valenciano en nuestro nombre.

José Juan, tu dejaste los estudios y empezaste a trabajar en el Restaurante, quién te iba a decir que años más tarde abrirías la Taverna y la gestionarías con tanta soltura, ¿te lo imaginabas?: No me lo imaginaba pero es algo que he vivido tanto, que llevo tan dentro que no me extraña, claro. Dejé los estudios porque no me iba nada bien, entonces mi padre me metió en el negocio y me fue apuntando a cursillos. Tenía 16 años.

¿Cuáles fueron tus primeras funciones?: Empecé poniendo pan y olivas (risas), pan y olivas para todos. Iba con una chaqueta blanca antigua de botones, me acordaré siempre. Después me dejaron poner las bebidas, luego los postres y luego más y más. Después ya me formé en el CdT de Alicante e hice cursos de postgrado en la Escuela Sant Pol de Mar, en Barcelona. 

 

 

Miriam, tú eres la mayor, y a ti sí que te animaron a acabar los estudios ¿verdad?: Sí, sí, (risas), yo los acabé. Estudié ADE y mis padres me insistieron mucho en el tema de salir de Alicante y trabajar en el extranjero. Al final me animé y estuve en Italia y en Londres, y gracias a saber italiano encontré mi primer trabajo. A la vez que trabajaba obtuve el Master en Marketing de Fundesem, al poco tiempo regresé a Milán para trabajar allí pero no funcionó bien. Después estuve trabajando en la distribuidora García Galera importando productos italianos por toda España, tanto a restauración como a supermercados.

¿Y cuándo te metes en el mundo del Racó del Pla?: Creo que fue el año 2004, hablando con mi padre decidimos que llevaría la administración del restaurante. Desde ese momento cada vez estoy más y más metida. Cuando vino la crisis famosa, allá por el 2006, nos tuvimos que meter de lleno en el negocio y echar una mano donde se necesitase.

¿Cómo capeó la crisis el Restaurante Racó del Pla José Juan?: Mi padre siempre ha tenido mucho ojo para esto y lo vio venir. Es un hombre previsor que lleva mucho tiempo en el negocio y ya en el 2006 y 2007 le estaba dando vueltas al asunto. Al principio pensábamos en trasladar el restaurante a otra zona, pero comenzamos a sopersarlo y decidimos abrir finalmente La Taverna del Racó del Pla.

Y ahí es donde tú coges el mando de ese nuevo proyecto ¿verdad José Juan?: Sí, en el 2008 comenzamos a buscar locales. Ya te digo que la idea inicial era trasladar el restaurante pero nos daba mucha pena a todos, sobre todo a mi padre. Yo tenía 30 años y quería hacer algo más, quería experimentar, quería tener mi espacio, así que La Taverna vino en el mejor momento, a pesar de la crisis.

 

 

¿Qué es para ti La Taverna del Racó del Pla?: Es mi hábitat, es mi mundo. El hecho de abrir el restaurante, seleccionar el personal, ver la mecánica de trabajo, escoger los proveedores, el día a día, los clientes... Ha sido un aprendizaje muy duro, muy duro pero muy bonito.

En La Taverna lo he hecho todo a mi aire, a mi ritmo. Obviamente consultaba las cosas con mis padres y la carta era como la del restaurante, pero con los años las cosas han ido cambiando. La base es la misma pero nuestro público es diferente, por lo que nos hemos adaptado a la demanda.

¿Cuál es la principal diferencia entre La Taverna y el Restaurante?: En la taverna se demanda más el tapeo, el cliente es más joven en comparación con el restaurante, que es un cliente más familiar, más tradicional. Sí que es verdad que en La Taverna se busca mantener esas raíces, esa tradición gastronómica de siempre, el plato de cuchara, la receta tradicional, las tapas de toda la vida... Pero también ofrecemos novedad, modernidad, nuevos arroces, nuevos entrantes...

 

 

A todo esto, durante todos estos años que comentamos, vuestros padres seguían al pie del cañón, ¿no es así?: Sí, claro. Mi padre José seguía en la cocina. Hace poco más de un año que se ha desvinculado del todo, pero antes lo controlaba todo desde los fogones. Era impresionante. Estamos muy agradecidos por este legado, es una responsabilidad que llevamos con orgullo.

 

 

Miriam ¿Cuál ha sido el peor año de la crisis?: Sin duda ha sido el año 2013. En el Restaurante es donde más se ha notado, ahora se ve que la cosa está repuntando, el fin de semana si no vienes con reserva ya no encuentras mesa. Sin embargo mi hermano abrió en plena crisis y ha ido creciendo año tras año. Está claro que la zona influye, eso no nos lo va a negar nadie, aquí en el Pla cuesta mucho más que venga la gente, pero nuestra clientela vuelve a elegirnos siempre, así que será por algo ¿no?.

Y en ese peor año de crisis, otra vez vuestro padre José, vuelve a innovar con una tienda de comida para llevar que abre todos los días: Efectivamente, en el año 2012, siendo mi padre previsor, como siempre, decide montar una tienda de comida para llevar en uno de los reservados. Así la cocina trabaja para la tienda también y la gente puede disfrutar de comida casera y de calidad lista para llevar. Funciona muy bien.

¿Cómo os definiríais Miriam y José Juan?: Nos consideramos buena gente, honrada y trabajadora, humildes. Hemos estado cerca uno de otro toda la vida y nuestros padres nos han transmitido muy bien los valores del trabajo diario y el esfuerzo. También nos inculcaron el saber tratar bien a los trabajadores y a los proveedores, es algo que intentamos hacer lo mejor posible siempre.

 

 

¿Cuál es el plato favorito del Restaurante Racó del Pla, Miriam?: El arroz con pata es el plato estrella.

¿Y el de La Taverna del Racó del Pla, José Juan?: El arroz de atún y cebolla, el de secreto ibérico y el saquito Manzanares.

¿Qué es lo peor y lo mejor de este oficio?: Lo peor son los días festivos. Hemos perdido parte de la infancia con nuestros padres porque ellos trabajaban los días de fiesta. Esto es lo malo de este oficio, sin duda. ¿Lo mejor? la satisfacción de los clientes, los momentos especiales en el restaurante, el equipo humano...Todo tiene su doble cara ¿verdad?.

¿Dónde os veis dentro de unos años?: Aquí, en el restaurante y en la taverna, creciendo más y más, y dejando este listón que nos han dejado más alto todavía. Por lo menos trabajaremos día a día por ello.

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Protagonistas

19-04-2017

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